La avaricia rompe el saco


Avaricia: Afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas (según el diccionario de la Real Academia de la Lengua), es decir, querer tener más y más cosas con el fin de guardarlas para uno mismo (en un lenguaje un poco menos técnico).

Pues bien, imaginad que tenéis un saco en el que vais guardando todas esas cosas que vais consiguiendo y que nunca sacáis nada de él. Cada vez metéis más y más cosas y nunca sacáis nada. Llegará un momento que el saco ya no tendrá más capacidad y aunque sea de tela y ésta ceda, al final se romperá. Pues bien, esta es la forma gráfica que explica la frase de hoy.

Sus aplicaciones prácticas son que a veces hay que saber cuándo tenemos que parar de querer seguir queriendo más y más ya que si no sabemos cuándo para poder terminar perdiendo.

Por ejemplo, en un casino. Podemos estar en una racha de suerte y ganar algunas apuestas, pero si seguimos apostando y no sabemos retirarnos a tiempo, podemos perder todo lo que habíamos ganado. Y ¿por qué? Porque la avaricia rompe el saco.

Otro ejemplo pasa con muchos políticos, alcaldes de pueblos, etc. Utilizan su poder o influencia para ganar algo de dinero para ellos, y en lugar de conformarse con un poco, pues no, cada vez quieren más y más hasta que les descubren y muchos de ellos terminan en la cárcel o destituidos de su cargo.

Es bueno ser ambicioso en la vida y querer cosas, pero siempre hay que saber el límite y conocer el momento de parar.

8 comentarios en “La avaricia rompe el saco

  1. VBlogger Autor

    Es cierto, pero de esa forma también pierden el anonimato de sus posesiones. Se tiene controlada su fortuna y todos sus movimientos, con lo que son más sensibles a ser descubiertos.

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  2. Marta

    Hola, que sepas que tu web está en favoritos, me ha ayudado mucho en algunos textos que escribo y así poder enriquecerlos en vocabulario.
    Muchas gracias y espero que sigas así de bien con el blog! 😉
    Marta M.

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    1. Luis Calle Garay

      Al tener delante a la personalidad de un ganador no conformista, tienes la gana de decirlo y contarlo. Le doy la suerte y no tiene mas reacción que callármelo, cosa muy respetada. Pero sin mediar palabra me pide el mismo número que en su día le toco, en este cas otro sorteo con 9.000.000 millones. Viene a cuento soy vendedor de la ONCE.

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